Y es igual para las personas incultas, las de cultura media y las de cultura superior.
Es más, yo diría que cuanto más se estudia y cuanto más se lee, más cree uno estar en poder de la verdad. Y la verdad es El, como diría el mismo Jesucristo . “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. (Juan 14).
A lo largo de mi ya, larga vida, a veces he estado en ese punto en el que se duda. Aunque nunca he perdido la fe.
Sí confieso, que mi mente es demasiado pequeña para comprender muchas cosas. Por eso tengo siempre presente el ejemplo de San Agustín cuando quería comprender el Misterio de la Santísima Trinidad, ¿Cómo vamos a poder comprender como decía en aquella vieja historia que relata que el santo y teólogo Agustín de Hipona (354 – 430). Cuando un día paseaba por la playa mientras iba reflexionando sobre el misterio de la Santísima Trinidad. Trataba de comprender, con su mente analítica, cómo era posible que tres Personas diferentes (Padre, Hijo y Espíritu Santo) pudieran constituir un único Dios.
Estando en esas cavilaciones encontró a un niñito que había excavado un pequeño hoyo en la arena y trataba de llenarlo con agua del mar. El niñito corría hacia el mar y recogía un poquito de agua en una concha marina. Después regresaba corriendo a verter el líquido en el hueco, repitiendo esto una y otra vez. Aquello llamó la atención del santo, quien lleno de curiosidad le preguntó al niño sobre lo que hacía:
–Intento meter toda el agua del oceáno en este hoyo –le respondió el niñito.
–Pero eso es imposible –replicó el teólogo– ¿cómo piensas meter toda el agua del oceáno que es tan inmenso en un hoyo tan pequeñito?
– Al igual que tú, que pretendes comprender con tu mente finita el misterio de Dios que es infinito…el inmenso misterio que se encierra en la vida eterna?
Ayer estuve en un entierro. El sacerdote en la homilía hablaba de la resurrección de los muertos y decía: "para que exista RESURRECCIÓN se requiere que sea el MISMO CUERPO que murió el MISMO QUE RESUCITE. Pues no se puede hablar de RESURRECCIÓN sino es el mismo CUERPO QUIEN SE LEVANTE DE ENTRE LOS MUERTOS". Y mire por donde fue incinerado y las cenizas esparcidas por no se donde.
Y me venía a mi memoria la historieta de San Agustín.
Cuando miro el firmamento y veo la cantidad de millones y millones de estrellas. ¿Cómo puede caber en mi pequeña imaginación que todas estén controladas por ese SER superior que es Dios?
Cuando asistimos a la celebración de la Eucaristía, y pensamos que es Dios mismo quien baja al altar, al tiempo que miles y miles, tal vez millones de Misas en el mismo momento, ¿cómo puede ser?
Y de la misma manera, pienso que Dios esté pendiente de mí, y de aceptar una oración por mi alma, al mismo momento que está en tantos seres de este mundo. Llego a la conclusión de que si existe el firmamento y está controlado por Dios, así Dios controla y está pendiente de mí. Esa es la fe. Y como se suele decir: Y no le demos más vueltas.
Tener fe es aceptar una serie de verdades. Cuando Jesús les decía a los enfermos: "Tu fe te ha salvado", se refería obviamente a la confianza y la fidelidad, que aquellas pobres gentes ponían a Jesús.
Hoy cuando faltan pocas horas para abandonar este año 2017 y adentrarnos en el nuevo año 2018, me asalta una duda. Duda que confieso que he tenido muchas veces: ¿Viviré otra Navidad y otro primer año?