viernes, 17 de mayo de 2019

34 años, 5 meses y 20 días han tenido que transcurrir para llegar a este momento. Ese ha sido el tiempo que he permanecido en Educación. Y en total, 45 años y un mes


34 años, 5 meses y 20 días han tenido que transcurrir para llegar a este momento. Ese ha sido el tiempo que he permanecido en Educación.
Y en total, 45 años y un mes
Para llegar al 28 de Junio de 2008, en el que me encuentro rodeado de afecto y cariño, ha sido preciso primero que naciera un 28 de Junio de 1943 a las 10 de la mañana, dos horas después que mi hermana melliza que falleció con 16 meses.
Y pasar otras etapas de mi vida que en tres líneas se pueden resumir:
  • Los primeros años los pasé en la escuela de mi Benalúa de las Villas pasando después dos años en Campotéjar y unos cuantos más hasta los 16 en Montillana
  • Ingresar y permanecer varios periodos de tiempo en distintas Congregaciones Religiosas tratando de adquirir una cultura más alta de la que se me podía ofrecer en las escuelas.
  • Y una, yo diría vocación religiosa, que hizo que diera tumbos de un lado para otro esperando una ayuda que no llegó para costear mis estudios.
Así que cumplidos los dieciséis años, comencé a desarrollar otras de mis inquietudes que era la de panadero. Y de esa manera el 8 de diciembre de 1959 viajé con el párroco de entonces en su vespa hacia Granada y el 9 de Diciembre ya estaba yo trabajando de panadero con la familia Martínez-Ontiveros, repartiendo en bicicleta, con carrillos empujados, con triciclos y a pié. Al tiempo que aprovechaba cualquier ausencia de la plantilla para agarrarme a trabajar dentro de la panadería (por la tarde y muchas veces por la noche). Ese duro trabajo, pero al mismo tiempo deseado por mí, puedo decir que me hizo mucho bien y saber valorar lo que después vendría.
Cambia mi vida en Abril de 1963 cuando de la mano de Don Antonio Gallego Morell entro de “botones” (con traje y gorra de plato) a la Casa de los Tiros. Allí desarrollé y me desarrollé. Porque muy pronto tuve la suerte de conocer a quien fue mi ángel de la guarda Don Julio Romero Barbosa, quien me convenció de que yo podía ser algo más que un ordenanza,  podría llegar a ser Funcionario del Estado. Poco después lo relevé como auxiliar administrativo en la Oficina de Turismo de la Casa de los Tiros. El primer paso fue solicitar tomar parte en unas oposiciones de las quedamos excluidos por falta de un documento; pero no nos quedamos sentados, sino que a sabiendas de que debía elaborarse el documento en el M.I.T. el mismo día que finalizaba el plazo cogimos mi vespa a las 6 de la mañana y nos plantamos en la Castellana, sede del Ministerio. Previamente Julio había conseguido a través de unos compañeros, que este documento se preparara y firmara y así antes de las 2 de la tarde teníamos cada uno nuestro documento. Nos fuimos a comer y a las 5 en punto que abrían el registro estábamos en la Calle Velázquez, sede en aquellos tiempos de la Presidencia del Gobierno, presentando la documentación. Diez días después supimos que estábamos admitidos y a la siguiente semana (todo esto un mes de junio), volvíamos a coger la vespa y nos plantamos en Madrid un viernes para realizar el primer ejercicio el sábado, en la Escuela de Ingenieros Técnicos  Industriales junto a los nuevos ministerios. ¿Para qué os voy a contar lo que yo sentí por mi cuerpo cuando vi reunidas en un mismo edificio algo más de 5.000 personas para realizar el ejercicio durante la mañana del sábado? Desde luego nervios no, porque yo en realidad iba a ver de qué se trataba, es decir, probar. Pero la sorpresa vino en los primeros días de Julio cuando aparecieron los resultados y los dos habíamos aprobado y este ejercicio era eliminatorio, por lo que podría servir para otra convocatoria en caso de suspender. Unos días después en Sevilla para el segundo ejercicio. De nuevo la vespa y a Sevilla. Aquello ya era otro cantar. No había visto un tema y el primer ejercicio en Sevilla era oral ante un tribunal compuesto de 8 personas. La primera pregunta naturalmente la resolví porque se trataba de explicar el trabajo que realizábamos y la composición del Departamento ministerial donde trabajábamos. Pero cuando uno de los miembros lanzó la segunda, nada más pronunciar las palabras “administración periférica”: que explicara que era. Me bebí el vaso de agua y dije que me iba. De nada sirvió que me aconsejaran seguir, puesto que lo tenía claro y así se lo hice constar al tribunal que no había visto ni un tema. Así que mi suspenso estaba asegurado, no así mi amigo Julio con experiencia en el Ministerio en Madrid que aprobó.
Copiando a máquina las leyes fundamentales, las disposiciones de composición de los distintos ministerios y organismo autónomos, etc. etc., preparé en tres meses mis propios temas y metí la cabeza debajo de aquellos folios (que todavía conservo), me propuse que la siguiente convocatoria era la mía. Mal momento porque acababa de comenzar las relaciones con mi novia y ya todos sabemos lo duro que es ese momento para alternar primeros años de noviazgo (deshojando la margarita si me quiere, si no me quiere, etc.) y estudio. Pero ella me ayudó mucho y muchas de nuestras conversaciones e incluso ratos en la terraza de las Titas y otros bares era preguntándome los temas. Así que en Junio del siguiente año de nuevo ante el mismo tribunal en Sevilla. Nada más verme, recuerdo que uno de los miembros me dijo: Este año no se retirará?  Y quizás demasiado confiado, no se me ocurrió contestarle que: “NO, ESTE AÑO APRUEBO”. Y aprobé ese ejercicio y el último que era mecanografía, esto lo tenía asegurado, pues ya llevaba varios años además del trabajo de la oficina trabajando por las tardes en distintas Notarías con lo que mi velocidad en mecanografía era bastante aceptable, para asegurar ese ejercicio. Pero tampoco andaba yo muy sobrado, ya que de 300 plazas yo llevaba el  número 292, así que no podía descuidarme porque corría el peligro de caerme de la lista. Pero para eso teníamos un mes en la Universidad de Alcalá de Henares de prácticas que puntuaba, donde llegué a subir nota y situarme en el número 115 de la X Promoción de Funcionarios del Cuerpo General Auxiliar de la Administración Civil del Estado.
MI primer destino el mismo que tenía, pero ya con más funciones: Alternaba la entrada y salida de correspondencia llegada de todas las partes del mundo, con otras actividades en la Delegación Provincial, donde llegué a ocupar puestos de responsabilidad en Prensa e Imprenta, Restaurantes bares y cafeterías al tiempo que llevaba todo el control y bastantes trabajos de elaboración en folletos, trípticos y otra propaganda turística. No voy a entrar en detalle pero formé parte del Centro de Iniciativas Turísticas de Granada y Sierra Nevada, ejerciendo el cargo de Secretario en asambleas y reuniones. Recibí periodistas, televisiones, e incluso cargos importantes como al propio embajador de los EE. UU. en el aeródromo de Armilla al encontrarse vacante este el puesto de Jefe de la Oficina durante nueve meses y al ser el único funcionario en la Oficina de Turismo. Todo esto no me sirvió de enorgullecimiento sino todo lo contrario, de aprender a ser responsable en lo que me esperaba en mi vida administrativa.
Mi boda en Septiembre de 1973 y el horario que tenía que cumplir (de 3 a 6 de la mañana además del horario normal de oficina y la visita al teletipo diariamente a las 9 de la noche), hizo que me planteara el cambio y en el concurso de traslados de Octubre de 1973 solicité traslado a Educación, no sin antes asegurarme una “prolongación de jornada” que había vacante porque económicamente yo perdía casi la mitad de mi sueldo que cobrar por el servicio de prensa y teletipo. 10 años, 7 meses y 7 días en Turismo. Porque en el BOE del 5 de Enero de 1974 (viernes) salía con plaza en Educación, y el lunes día 8 a las 9 de la mañana estaba tomando posesión de mi cargo.
34 años, 5 meses y 20 días han tenido que transcurrir para llegar a este momento. Ese ha sido el tiempo que he permanecido en Educación.
Puedo decir que desde el primer día me pegué a títulos y así he estado durante todo tiempo. Si bien compaginé unos meses en personal, otros en la Inspección de Enseñanza Media, pero los últimos CERTIFICADOS DE ESTUDIOS PRIMARIOS los hice yo, unos a máquina de escribir tradicional Hispano Olivetti, pero con un tipo de letra especial, y  los primeros títulos de la Ley General de Educación (Graduados Escolares, Bachiller, Formación Profesional, etc.) Por cierto que de esta Ley, comencé los primeros y terminé los últimos. Para ello utilicé además de la máquina de escribir antes mencionada, el equipo Philips P-351 con 96 caracteres de memoria, programable con tarjetas perforadas, y periférico de cinta de papel perforada que se enviaba al MEC para tratamiento de datos de Becas, Contratos, Estadísticas, etc.)
Realicé dos cursos completos en el Centro de Calculo de la Universidad de Granada de Programador de Aplicaciones Científicas y Programador de Aplicaciones de Gestión, además otros curso en el Centro de Proceso de Datos del MEC y en el Ministerio de Comercio en Madrid. En 1976 viajé a Valladolid a conocer en la Delegación de Educación y en la Fasa-Renault los primeros equipos que darían paso a la informática. Era un Uniscope 100 desde donde imprimí las primeras nóminas que me traje de muestra. Toda una revolución. Y en ese mismo año en colaboración con el compañero Paco González Arcas q.e.p.d., mecanicé todas las solicitudes de interinidades (unas 6.000), consiguiendo que al día siguiente de la fecha de recepción de solicitudes, aparecieran los listados alfabéticos y por orden de puntuación, utilizando el equipo del Centro de Cálculo de la Universidad y trabajando durante toda la noche para sacar estos listados.
Pero lo mío eran los títulos y desde 1978 con el traslado desde la ubicación en la Facultad de Derecho hasta el nuevo edificio en Duquesa, me dediqué a Títulos. Pero simultaneando otras tareas como convalidaciones de estudios extranjeros, equivalencias, Fundaciones y otras tareas que se me encomendaban y que sería muy largo de reseñar. Pero vuelvo a repetir que lo mío eran los títulos. Y así desde 1974 primer curso en experimentación del Graduado Escolar consolidado en 1975, utilizando el equipo Philips antes mencionado, conseguí que en 1981, los títulos se entregaran a los centros en un plazo máximo de tres meses, y en ocasiones en el mismo día en que entraba la propuesta se imprimieron, se firmaron y se entregaron al Director mientras hacía otras gestiones en la Delegación.
Pero no duró mucho aquella “alegría” (entre comillas). Un Decreto de 18 de junio de 1982 paralizaba por completo este sistema para centralizar la expedición de los títulos en el Ministerio, por el traslado de competencias quedando excluidos los títulos. Así que tuvimos “emigrar” y ubicarnos en la Calle Ganivet. El “parón” duró casi tres años. Hasta abril de 1985 no comenzaron a recibirse títulos por el nuevo sistema. (Haciendo cuentas, unos 23.000 títulos anuales en aquellas fechas en tres años hicieron un montante de algo más de 60.000 títulos retrasados. Cuando de nuevo todo en marcha un nuevo parón en 1989. Se suprime la Oficina de Educación y pasan los títulos a la Delegación y yo con ellos. Pero el trámite de mi traslado tardó cuatro meses tiempo en que se manejaron al antojo de unos funcionarios no preparados para ello, lo que motivó que fuese a peor y el montante llegó de nuevo a dos años de retraso por la falta de medios (ordenadores) para el nuevo programa. Desde 1990 a 1995, todo un caos y retraso. Y al mismo tiempo un nuevo cambio de ubicación, en este caso a la calle Arteaga, lo que motivó más retraso todavía porque la línea no llegaba correctamente hasta allí. Yo daba vueltas a la cabeza porque no podía tolerar esos retrasos y le hice una propuesta al entonces Jefe del Servicio (Raimundo Fornieles) en el año 1995 que estábamos en Arteaga, ¿lo recuerdas verdad?. Hablé con una antigua compañera del Ministerio en el CPD. para que me mecanizara parte del retraso. Me dijo que sí, pero que hasta finales de año no enviara nada que no podrían mecanizarlos. Era el mes de Junio. Pero me busqué un truco. Pedí permiso a Raimundo, cargué 7 cajas de propuestas en mi coche y me fui al Ministerio (ya no podía viajar a Madrid porque estaban las competencias transferidas, pero nos las arreglamos para poner viaje a Sevilla). Y de esta manera, antes de las 8 de la mañana de un día de Junio de 1995, estaba yo en la calle Vitrubio subiendo las cajas al despacho de la Jefe de Mecanización (Marta Vaquero para más señas). Cuando volví de sacar el coche y aparcarlo fuera, la Jefa (para más señas,) me saludó y empezamos a hablar del tema reiterándome que en Octubre las enviara. Entonces le hice que volviera la cara detrás de la puerta donde tenía las 7 cajas que lo hiciera cuando pudiera. Para Octubre ya estaban 32.000 títulos expedidos y enviados a sus centros. Además de los que habíamos ido mecanizando aquí en Granada.
Comenzaban paralelamente en 1996 los títulos de la LOGSE en otro sistema. Mientras las ultimas pruebas libres de Graduado Escolar nos invadían, llegando en la Convocatoria de Junio de 2002 a matricular a más de 5.500 alumnos, aprobando 5.233 a los que se les expidió un certificado provisional y se le envió a su domicilio antes de quince días desde el día del examen.  En menos de un mes se mecanizaron y a los tres meses de haber finalizado las pruebas ya estaban enviándose las 3.233 cartas a los interesados para que recogiesen su título. Fue una satisfacción que compartí con Antonio Gómez y Manolo Zurita.
Pero la felicidad duraría poco, el programa en MSDOS de mecanización de títulos LOGSE daba problemas y se perdían datos, al tiempo que los centros no acertaban a su manejo, especialmente a la impresión de las propuestas al no controlar el programa las distintas impresoras que día a día iban saliendo al mercado. Viajes a distintos centros de Granada y provincia para instalar y enseñar al personal a manejar el programa y así a trancas y barrancas, con más o menos retraso llegamos a 2004 cuando un problema personal, del que no quiero hablar, hizo que llegara a mí el peor momento en mis años de funcionario. Esto indudablemente repercutió en el funcionamiento y en el trámite de los títulos. En 2007 todo volvió a su cauce y hoy, con un nuevo cambio de programa a Séneca, los títulos puedo decir que quedan al día. Tanto los 100.000 que se han procesado en MSDOS como los aproximadamente 3000 que hay hoy en Séneca esperando que Sevilla de el paso definitivo para aceptar este sistema. Y ya que estoy en cifras, decir que de la Ley General de Educación he procesado en total un número aproximado de
SATISFECHO DEL TRABAJO REALIZADO. NO DEL TODO. Siempre se puede hacer más y mejor.
SATISFECHO DE MIS 34 AÑOS, 5 MESES Y 20 DÍAS EN EDUCACIÓN. SÍ. Y volvería a repetir.
Para terminar deciros que se ha cumplido lo que me prometí cuando conocí a mi mujer: DEBÍA SER FELIZ EN MI CASA Y EN MI TRABAJO. Si en alguno de estos sitios no conseguía la felicidad seguro que fracasaría en el otro y para conseguir esto, tuve incluso que abandonar los estudios de Derecho porque alteraban mi relación trabajo-familia
Que los amigos van pasando, los compañeros van pasando, al final lo que queda es TU TRABAJO Y TU FAMILIA. Lo he conseguido. He sido muy feliz con mi trabajo y he sido y seguiré siendo si D.q., feliz con mi familia.
Hoy aquí rodeado de mi mujer, de mis hijos mis nueras, mi nieto, mis jefes y mis compañeros y compañeras, es un día muy grande para mí, porque puedo decir que quizás haya batido un record de permanencia en el mismo puesto de trabajo. Que he hecho amigos y que estoy muy satisfecho del compañerismo, tanto del que ha pasado como del presente en Educación.
He procurado siempre atender lo mejor posible al que se ha acercado a mí. He procurado resolver el problema, cuando no lo sabía acudía a fuentes del MEC, o de compañeros de otras provincias, incluso de la Universidad de Granada. Si eso ha sido con el público, mucho más lo ha sido con mis compañeros/as. Creo que nadie puede decir que se haya acercado a “TÍTULOS” y yo, no me haya desvivido por atender y resolverle el problema. Otra cosa es que a veces no ha sido posible pero la atención y la información siempre he tenido a honra practicarlo con todos y todas.
 Ahora a partir del lunes día 30, entraré un poco más triste a esta casa con el carné de VISITANTE, exhibiendo mi DNI al pasar por el control como un ciudadano más. Pero no dejaré de visitaros. Y sabed que me tenéis a vuestra disposición los años de la tercera etapa de mi vida que ahora comienza.
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